Los aeropuertos desempeñan un papel clave en el desarrollo
económico y social de su área de influencia, como
infraestructuras de transporte y como creadores de empleo y de
servicios. La creciente demanda de tráfico aéreo
y la necesidad de equiparse con los sistemas tecnológicamente
más avanzados y seguros ha obligado en los últimos
años a la ampliación de aeropuertos ya existentes
o a la creación de otros nuevos, con el objetivo de proporcionar
mejor servicio a sus usuarios, a las compañías aérea
y, en definitiva, a la sociedad.
En contrapartida, las infraestructuras aeroportuarias
y sus actividades producen un impacto negativo sobre el medioambiente
y son focos de contaminación acústica y atmosféricas
que repercuten en las poblaciones de su entorno. Los vertidos,
la acumulación de residuos, los consumos energéticos
elevados, o el almacenamiento de sustancias peligrosas como aceites
y combustibles, son, otros de los problemas que plantea la gestión
de una gran infraestructura aeroportuaria.
Consciente de esta realidad, desde su creación
Aena ha tratado de conciliar desarrollo económico y protección
medioambiental, procurando minimizar en cada una de sus actuaciones
la repercusión sobre el entorno y alcanzar un equilibrio
armónico entre progreso y respeto a la naturaleza.
En 1999, Aena plasmó en un documento
su compromiso con el medioambiente y estableció las líneas
generales de su Política Medioambiental. Para llevar a
cabo este programa, el texto aprobado recomendaba la implantación
de un Sistema de Gestión Medioambiental en cada aeropuerto
que definiera las características de su entorno, las amenazas
a su conservación y las soluciones.
Memoria Medio
Ambiente 2000
Memoria Medio
Ambiente 2001
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