Si
te preguntara cómo es una tortuga, seguramente pensarías
en un animalito arrugado con una concha que cubre su cuerpo y que
mueve sus patas muy despacio.
Casi todos hemos visto alguna en los acuarios o zoológicos,
pero, ¿y si te pregunto por una tortuga marina? ¿La
conoces?, ¿Sabes cómo es?, ¿y dónde vive?
Bueno, la conozcas o no, te propongo que repasemos juntos algunas
cosas que se saben de ella.
Para empezar, déjame decirte que, igual que los cocodrilos
y las víboras, la tortuga marina es un reptil; y como todos
los reptiles, es ovípara, es decir que nace de un huevo.
Como
su nombre lo indica, vive en el mar; y como allí de poco le
servirían las patas, no tiene, tiene aletas, que sí
le sirven para nadar. ¡Y vaya que nadan!, ¿eh?, ¡son
unas viajeras incansables!
n
los mares de México viven seis clases de tortugas marinas:
la lora, la prieta, la golfina, la carey, la laúd y la caguama.Son
animales muy útiles para el hombre, ya que su carne y sus huevos le
sirven de alimento; el resto de sus cuerpos, su cuero y su concha
le sirven para hacer cosas como aceites y cremas para la piel, harinas
para alimentar al ganado y adornos como peinetas, anillos y hebillas.
Por
eso debe cuidarlas muy bien.
Y es que aunque las hembras ponen montones de huevos, muchas de las
tortuguitas que nacen no llegan a ser adultas, porque otros animales
como los cangrejos, las gaviotas y los perros se las comen casi luego,
luego; es más, si llegan a encontrar el nido, se comen los
huevos, impidiendo así los nacimientos.
¿Y quién crees que es el que más fácilmente
encuentra los nidos?...adivinaste: el hombre, quien se los come o
los vende. Por eso ahora hay leyes que se lo prohíben.
¡Tanto
trabajo que le cuesta a la pobre madre desovar! Sale del mar y se
encamina (con mucha dificultad, acuérdate que no tiene patas)
tierra adentro por la playa hasta llegar a la parte donde casi nunca
llega el agua. Allí empieza a hacer un hoyo grande con sus
aletas; cuando lo acaba, adentro hace otro más chiquito y profundo,
y en ese deposita los huevos. Luego tapa los dos hoyos y procura disimularlos
lo más que puede. Claro
que para cuando termina y regresa al mar, va agotada y hambrienta.
En
el nido cubierto, los huevos reciben diariamente el calor del sol,
hasta que, después de algunas semanas, las crías nacen.
Por la noche salen del nido y se dirigen al mar a toda velocidad (bueno,
es un decir). Este es uno de los momentos en que están más
expuestas al peligro que representan los depredadores. Pero, ¿qué
crees?, ahora mucha gente está consciente de que debe protegerlas
y va a las playas para ayudarles a llegar al agua. Tal vez así logren
salvarse: ¡Qué padre!, ¿verdad?