Al
noroeste de México, en el Mar de Cortés, habita un mamífero
acuático llamado vaquita o marsopa del Golfo.
Mucha gente la confunde con el delfín porque se parecen un
poco y viven en las mismas aguas, sólo que el hocico de la
vaquita es muy corto; además no es nada sociable y nunca se
acerca al hombre. También es más chiquita: mide entre
1.20 y 1.50 metros y pesa como unos 55 kilos.
Su
cuerpo es cilíndrico, lo que le ayuda a nadar muy rápido.
Es de color gris oscuro, menos en su pancita, que es más clara.
Tiene una cara bien chistosita, porque alrededor de sus ojos y su
boca tiene unas manchas negras que la hacen ver como si se hubiera
maquillado.
Ya te comenté que su cabeza es achatada, pero además
déjame decirte que en su hocico tiene como 75 dientecitos.
En
el lomo tiene una aleta y en los costados otras dos, que se llaman
pectorales. Su cola es muy parecida a la de los peces.
Como
todos los mamíferos acuáticos, no respira dentro del
agua, sino que sube a la superficie a respirar cada tres o cuatro
minutos. Vive en grupos de 15 a 20 miembros.
Los
mares que habita son oscuros en las profundidades, por eso, cuando
se sumerge mucho, emite sonidos muy agudos para guiarse y localizar
los peces que son su comida, además de los calamares, cangrejos
y camarones.
A su vez, sus depredadores naturales son el tiburón y la orca,
que por lo visto la halla muy apetitosa, así que la caza para
comérsela.
Por
desgracia, las vaquitas se han disminuido mucho por la acción
del hombre, como la pesca de un pez llamado totoaba, porque las vaquitas
se atoran en las redes que los pescadores usan. También está
la construcción mal planeada de presas, el desvío de
ríos y el uso de pesticidas.
Para
reparar el daño, la zona donde viven se ha protegido y se ha
prohibido el uso de redes para pescar totoaba, entre otras medidas.
Ojalá que estemos a tiempo de salvarla, ¿verdad?