Pero
no por sucio. ¿Sabías que muchos
grandes descubrimientos suceden por accidente?
Fíjate
en esta historia. En 1928, el doctor inglés especializado en
bacterias Alexander Fleming estaba estudiando la bacteria que causa
la formación de pus: estafilococos. Se iba de vacaciones y
dejó un pila de platos con esta bacteria en su laboratorio.
Cuando regresó de vacaciones se econtró con que los
platos tenían una capa de moho u hongo, esa cosa como verdosa
que crece en los platos que dejas sin lavar debajo de tu cama.
Fleming
puso los platos en desinfectante. Afortunadamente para él,
y para toda la humanidad, se le olvidó poner uno de los platos.
Este pequeño detalle se convirtió en un gran descubrimiento
científico. Cuando se dio cuenta de que se le había
olvidado un plato, lo tomó y observó que donde había
crecido el hongo, la bacteria del estafilococos no había crecido.
Es decir, el hongo de alguna manera había detenido el crecimiento
de la bacteria. En ese momento Fleming pensó que tal vez eso
mismo podría funcionar dentro del cuerpo humano.
Esto fue muy importante pues en esos tiempos las infecciones como
la meningitis, la tuberculosis y la difteria causaban muchas muertes.
En
esta imagen puedes observar cómo la penicilina, de color amarillo,
mata a las bacterias.
Este
accidente pronto tomó el nombre de penicilina y sirve no sólo
para el estafilococs sino para muchos tipos de bacterias. Interesante
historia, ¿verdad?
Presiona
por aquí para que realices un
experimento con el hongo de la penicilina.
Fuentes:
-Science Museum of Minessota http://www.sci.mus.mn.us/
-Canadian Broadcasting Corporation