Sor
Juana Inés de la Cruz
(1651
- 1695)
Nace
en la hacienda de San Miguel Nepantla, Estado de México, su
nombre era Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana.
Se
crió al lado de su abuelo materno en la Hacienda de Panoayan.
Pronto
dio muestras de una inteligencia sobresaliente, pues aprendió
a leer a los tres años, mientras acompañaba a su hermana
mayor a sus clases, a los 9 años ya dominaba el latín.
Leyó todos los libros a su alcance y deseaba estudiar en la
universidad aunque tuviera que vestirse de hombre.
En
1665 se presentó ante los virreyes que tenían noticias
de su gran talento y la reciben como dama de honor de la virreina,
la Marquesa de Mancera. El Virrey quiso probar la habilidad de la
joven y la enfrentó a cuarenta letrados de todas las Facultades
para ser examinada y a todos los presentes deja sorprendidos por su
sabiduría prodigiosa.
Permanece
dos años en la corte y se piensa que durante este tiempo conoció
el amor y la decepción, además de que su condición
de hija natural no le permitía ostentar un linaje sin mancha.
Según
sus propias palabras, decidió entrar en un convento por la
"total negación que tenía al matrimonio",
por lo que la vida monástica le permitía la libertad
para dedicarse a sus estudios. Primero ingresa al convento de Santa
Teresa de Carmelitas Descalzas, pero el rigor de la orden quebranta
su salud.
En
1669 profesa en el convento de San Jerónimo, donde permanece
hasta su muerte. Obediente en sus deberes, cumplió con esmero
las tareas que le encomendaron en el convento, como contadora y archivista,
aunque en dos ocasiones declinó el cargo de priora. Los intereses
de Sor Juana eran muy amplios lo mismo se interesaba por la teología,
la filosofía y la astronomía, que por la pintura, las
humanidades o la música.
Llegó
a poseer una biblioteca de 4,000 volúmenes, además de
sus instrumentos científicos y musicales. Su fama rebasó
las fronteras de la Nueva España, en 1689 se publica en Madrid
la primera edición de sus poesías con el nombre de Inundación
castálida.
En
1690, Sor Juana edita la Carta Athenagórica, en donde impugna
la tesis teológica de un célebre jesuita portugués.
Esta carta le trae gran admiración de sus contemporáneos,
pero también le trae la reprobación del obispo de Puebla,
Fernández de Santa Cruz, para que se dedicara con mayor celo
a sus labores religiosas. Sor Juana le envía una respuesta
al obispo que llamó Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, este
documento se considera como una manifestación de la mejor prosa
mexicana de la época, en él la monja expone su vocación,
su forma de aprender, los castigos, los obstáculos y la maravilla
de la ciencia, pero también de lo cotidiano para llegar al
conocimiento de Dios.
Finalmente Sor Juana decide sacrificar su biblioteca y sus pertenencia
en beneficio de los pobres, y muere contagiada por la peste que asoló
el convento, el 17 de abril de 1695.
Su
obra comprende poesías líricas, dramáticas, alegóricas,
religiosas y populares como: romances, décimas, sonetos y su
poema El primero sueño. En el género teatral podemos
mencionar Amor es más laberinto y Los empeños de una
casa; en prosa, Neptuno alegórico, Carta atenagórica
y la famosa Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. Es muy conocida sus
redondillas contra "Los hombres necios".