Fuente: Valek, Gloria y de Teresa, Claudia. Fenómenos Naturales, Los volcanes. ADN Editores,CNCA, México, 1996

Lo que los volcanes arrojan con tanta fuerza es una cosa que se llama magma o lava, compuesta principalmente por rocas derretidas y gases, que salen del fondo de la Tierra.

¿Te imaginas a qué temperatura debe estar la roca para poder derretirse? Pues a una temperatura de 600 a 1,500 grados centígrados; muchísimo más caliente que el horno donde tus papás hacen los pasteles.

Cuando la lava es espesa y baja lentamente por las laderas del volcán, se dice que es viscosa; si es aguada y baja rápido, se dice que es líquida. A veces, los volcanes también expulsan nubes formadas por cenizas, piedras pómez y arenas, que pueden ser de tamaño mediano o pulverizadas como si fueran talco.

Cuando son tan pequeñitas como un polvo, pueden viajar muchos kilómetros, impulsadas por el viento. Y no creas que por no ser lava no son dañinas: no es nada bueno respirarlas y además afectan a las construcciones y las plantas. Pero también hay que decir que a la larga son de utilidad para que la tierra sea más fértil, o sea más productiva.